Como esa promesa que me hice, como esa ilusión que me causa ver la clase de las niñas pequeñas en mi academia.
Como esa historia, de ese chavo que no conozco, pero que dicen, es irrompible, es imparable, es de esas personas que no tienen nada que perder, a él, a quien en el orfanato le daban clases de danza clásica.
Como cuando me prometí no renunciar al sueño a los catorce años, y eso me ha hecho quien soy.
Como que quiero cambiar la vida de al menos un niño, con danza, con la misma danza que me cambió la vida a mí.
02/12/2015 a las 4:28 am Señorita M.